lunes, 28 de febrero de 2011

Vivamos de ella.

A veces, las cosas no salen como queremos, muchas veces ni se parecen en lo más mínimo. Situaciones, hechos, conversaciones, de esas que planeamos mil veces, que van y vienen por nuestra cabeza, que se van y, reaparecen. Somos expertos en el arte de dar vueltas a nuestros pensamientos. Con el paso del tiempo he aprendido que podemos tener cierto grado de conocimiento de lo que pasará pero que es mejor que las cosas sucedan como quieran, dígase espontáneamente o simplemente que sucedan, así, sin más. 


Me fui dando cuenta poco a podo de que a ilusa pocas personas me ganan, tiendo a alimentar lo más profundo de mí de ilusiones y esperanzas, muchas veces pueden llegar a plamarse en algún gesto, alguna circunstancia, algo. Otras veces la imaginación es más poderosa. Pero aún así aprendí que la ilusión es algo que no se pierde.

Había una vez un campesiono gordo y feo que se había enamorado (¿cómo no?) de una princesa hermosa y rubia...
Un día, la princesa -vaya usted a saber por qué- le dio un beso al feo y gordo campesino...
Y, magícamente, éste se transformó en un esbelto y apuesto príncipe.
(Por lo menos, así lo veía ella...)
(Por lo menos, así se sentía él...)

domingo, 27 de febrero de 2011

Con vistas al mar.

Paseo por una playa, no de España, de Inglaterra, puestos a irnos lejos prefería un lugar con vistas al mar. Con una acompañante, Mariloru para los amigos, con ese acento andaluz que tanta gracia hace. Dos mp3 en mano, música con el volumen ligeramente alto, el tiempo inglés no nos acompañaba, no había una ligera brisa, sino un fuerte viento. Nada que no impidiera aquel paseo que decidimos dar una tarde de julio. Un banco, enfrente de las olas, donde pensar, relajarse, sentir tranquilidad. No me cansaré de decir que los pequeños detalles son aquellos que marcan la dieferencia. Una experiencia (el vieje al completo) para repetir, unas personas para volver a ver y para no olvidar. Brighton.


Y a ti, tenía ganas de conversar otra vez en ese viejo portal, porque son estas las costumbres que no quieres parar. Porque ya te comenté un día, en cierto momento, que no somos normales, tampoco lo pretendemos, dos dedos de frente y hacia delante.
Con derecho a soñar.

jueves, 24 de febrero de 2011

Otra vez.

Maldito bastardo. Otro que se hincha e hincha los bolsos a base de aquellos que han puesto su confianza en él. Sobrevivir a base de los demás, ¡cómo les gusta eso! Quitémonos la venda, asquerosos como él ha habido muchos con diferentes nombres (concejales, deportistas, diputados...), el suyo es el de empresario vomitivo. Huir cuando estás de euros hasta las orejas, ya sé que saldrás impune y que seguramente ni tu ni tus hijos os moriréis de hambre, claro está, tampoco te importa que haya familias que no tengan tanta "suerte". Lo pongo entre comillas porque para mí ser o tener un padre así sería una vergüenza más que un regalo, pero ya se sabe, de tal palo, tal astilla así que ningún problema. Y te irás con la conciencia limpia, con la sensación de haber hecho bien las cosas. Honradez antes que engaño, aprende a ser persona antes de ladrón.
Gracias Ruiz Mateos.




Después de explayame, poco porque me enciende el tipejo este, ¿qué decir?

Para algunos, la vida es galopar un camino empedrado de horas, minutos y segundos, yo , más humilde soy, y sólo quiero que la ola que surge del último suspiro de un segundo me transporte mecida hasta el siguiente.

...Salir
...Beber

miércoles, 23 de febrero de 2011

Palabrejos.

Nostalgia. Alegría. Pasotismo. Desilusión. Sonrisas. Dejarse llevar. Cometer locuras. Madurez. Diversión. Irresponsabilidad. Amistad. Compromiso. Lamentos. Sueño. Dolor. Glorias. 1.2.3.4. Comfort. Calidez. Música. Bailes. Estudio. Oxford. Imaginación. Paranoias. Agobios. Positivismo. Caricias. Pescaíto frito. Tortazos. Sudor. Lágrimas. Abrazos. Siestas. Arrogancia. Inestabilidad. Labia. Vanidad. Etanol. Complicidad. Entusiasmo. Emoción. Pena. Princesa caída de un guindo.




NOCHES DE BOHEMIA Y DE ILUSIÓN.

martes, 22 de febrero de 2011

Constancia.

Todos soñamos, pero nadie sabe con exactitud por qué lo hacemos. Todas las civilizaciones, pasadas y presentes, han reconocido y registrado sus sueños para que fueran interpretados. Nuestros sueños actuales son muy parecidos a los de nuestros antepasados: amar, dar a luz, luchar, ser perseguido, caer, sentir... Todas éstas son imágenes profundas comunes a la humanidad.
Cuando somos pequeños (y no tan pequeños) queremos hacer cosas acordes con nuestros sueños. Queremos ser futbolistas, conseguir esa bicicleta, llegar a ser famosa, tener la bolsa de gominolas más grande del mundo, que cierren el colegio, tener un regalo enorme el día de tu cumple, y un largo etcétera lleno de imaginación y alegría, de inocencia.
Algunos los olvidan y deciden no vivirlos, pero otros nos EMPECINAMOS en seguir adelante.




Yo no sufro de locura, la disfruto a cada minuto.

lunes, 21 de febrero de 2011

Anormalidad.

Irresponsabilidad corriendo por mis venas, aquello que tanto critiqué y contra lo que luché se ha apoderado de mi. Quiero creer que son locuras de la edad, si ahora no disfrutamos al máximo, ¿cuándo sí lo haremos?
Todo comenzó con un san queremos y acabó siendo algo que llevar al recuerdo, una idea de esas que nacen por casualidad de una dispersa mente que luchaba por liberarse de las "cadenas" a las que fue sometida durante un tiempo. Consiguó salvarse, volver a tener ese espíritu, pero ahora renovado, introducir en el bolsillo las palabras responsabilidad y sensatez y pintarse en la frente las palabras felicidad y locura.
Gradual, nadie le pidió que el cambio fuera de hoy a mañana, perdió bastantes cosas, muchas de ellas aún hoy añoradas, pero ganó otras que ni por asomo hubiera imaginado nunca. No se arrepentía, había elegido darle a su vida un toque diferente, pendejo y pendón donde los haya, tunante como dirían otros.
La "normalidad", si alguna vez existió, dio paso a aquello que llevaba tiempo anidando en su interior, llamémoslo intransitoriedad, de esas que llegan para quedarse, neuronas atrofiadas por el uso del mórfico. Le daba igual, creía tener alguna más por ahí. No lo afirmemos pero no lo neguemos. ¿Abrazo de aeropuerto?



Pequeño personaje conocido años atrás con el que había conseguido lograr un grado de complicidad nunca esperado, porque quizás el cambio de uno de ellos benefició a las dos partes. "Demos todo". Y de repente te encuentras perdida por el mundo fumando purillos a la luz de la luna.



Todo esto sucedió cuando el invierno
tomó la forma de tu cuerpo un día.

sábado, 19 de febrero de 2011

MISIÓN EN ÁFRICA.


"Ante nosotros se presentaba un espectáculo dantesco, impactos de bala por toda la fachada, ventanas sin cristales, puertas arrancadas, la cocina quemada. Me acerqué a la puerta de entrada para verificar lo que parecía imposible: el hospital seguía funcionando, de forma asombrosa. De repente, en la sala de Pediatría, me encontré con un hombre de unos cuarenta y cinco años, con bata blanca, haciendo una transfusión dese su brazo al de un bebé de apenas seis meses, que no podía respirar bien por la anemia.
-Hombre de Dios, ¿qué estás haciendo?- grité desde la puerta, asustada de que estuviera poniendo en peligro la vida del bebé-. ¿Has testado el grupo para verificar que su sangre es compatible con la tuya?
Él se volvió sin un solo gesto de sorpresa, como si nos hubiera estado esperando durante largo tiempo.
-Sí doctora- me contestó, levantando los ojos de aquel tubo de plástico que le unía al niño como un cordón umbilical-: somos compatibles.
Y siguió a lo suyo, absorto y completamente concentrado en el acto médico que estaba realizando y en las reacciones del bebé. Éste sea quizás uno de los momentos de mi vida en el que recuerdo sentir mayor admiración por alguien, por su GENEROSIDAD"


"Misión en África" Felicitas Ibañez.



Sí, Efectivamente, somos unos "solidarios de salón", enunciando siempre lo de ponernos en el lugar del otro pero sin nunca hacerlo.
Es asombroso como justificamos todos nuestros excesos más allá de nuestras necesidades básicas, no paramos de consumir y consumir productos y servicios que ni de lejos se plantean acceder a ellos quienes, mediente sus MÍSERAS condiciones de vida, nos lo hacen posible a nosotros.

Esta es otra de mis utopías, las manifiesto para que no se queden en el tintero, puede que de un día a otro no cambiemos el mundo pero granito a granito podemos contruir una montaña imperceptible para nosotros pero grandiosa para ellos. No entro en politiqueo porque me tiraría horas y horas. Me quedo con la ayuda humanitaria que muchas personas realizan en estos países. Algún día espero poder relatar los hechos desde allí.

viernes, 18 de febrero de 2011

No es lógica. Es imaginación.

Agua ardiendo cayendo por sus hombros, vapor saliendo por los poros de su piel, placidez y satisfacción. Pequeño radiocasette colocado encima de una banqueta, de fondo aquella canción que tanto le gustaba: "I want to know, Have you ever seen the rain?"
Era inexpresable la sensación que día tras día sentía, primero en los pies por el contraste con la fría cerámica blanca, después en el cuerpo por el suave viento que entraba por aquella vieja ventana y más tarde en la cabeza, la espalda, el pecho, las piernas, calidez reconfortante. Ha sido un día duro. Necesitaba aquellos cortos pero intensos cinco minutos, vaciar su mente de pensamientos superfluos. Jabón, esponja, espuma.
Retirar el tapón y ver el remolino formado. Salir al frío espacio de baldosas blancas y desear que sea mañana para vovler a sentir lo mismo. Cotidiano, pero un pequeño detalle de esos que marcan la diferencia.


miércoles, 16 de febrero de 2011

Elige.


Un viejo indio estaba hablando con su nieto y le decía:
"Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enfadado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión."

El nieto preguntó:
"Abuelo, ¿dime cual de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón?"

El abuelo contestó:
"Aquel que yo alimente". 




Ni blanco ni negro, en el equilibrio creo encontrar la respuesta. Situación. Actuación.

martes, 15 de febrero de 2011

Sin retorno.

Refugiémonos en la música, en un gimnasio lleno de sudor dando pedaladas a una puñetera bicicleta, como termitas en la madrea, como hormigas alrededor de la reina, como, como, como...me dan exactamente igual las comparaciones, el significado sigue siendo el mismo, da igual cuál sea la explicación.
En deuda ¿conmigo?
Hay, hay...te decían que fueses precavida, que no te precipitaras, que no actuases por impulsos cual perro hambriento. Pero quizás por eso me caracterizo. A veces ese impulso me domina.

Sensación grata la de chocarse contra la pared y poder decir que algún día la traspasarás. Necesito una buena dosis de morfina. Sin inspiración y derrochando palabrejos sin sentido para muchos.




Por defender nuestra porción de tierra, 
Nuestra porción de tiempo y paraíso;
Tocar nuestra raíz y recobrarnos,
Recobrar nuestra herencia arrebatada
Por ladrones de vida hace mil siglos.

                               Octavio Paz.


1.2.3.4.

Huir.


Ultimamente es lo único que demuestras. Así no consigues nada. Alarga tu mano y roza nuestros dedos.

lunes, 14 de febrero de 2011

Irene.

Viajaba junto a su pequeña confianza, infatigable compañera de viaje, a veces, como en esta ocasión, guardada en la maleta, pero siempre fiel a ella. Hay veces en las que el camino es arduo y difícil, se nos trunca y nos encontramos al borde de un precipicio. ¿La mejor opción? ninguna. Cada cual diferente, puedes ser de aquellas que se sientan a esperar, de aquellas que saltan al vacío o de las que optan por buscar ramas, cuerdas y construir su pequeño e improvisado puente. Quiero creer que eres de las últimas. De aquellas que no se centran en lo simple y fácil sino de las que van un poquito más allá. Seguramente después del puente haya un río, pues si es necesario se construye una barca, la cuestión no es el tiempo que se tarde, ni el esfuerzo que conlleve sino el avanzar y poco a poco seguir hacia delante.

Pequeña princesa del flequillo de oro.

Tilonorrinco!

En días como hoy, un fragmento de la película la lengua de las mariposas nunca viene mal. El contexto es el cambio social que supuso la Segunda República, además de tener una denuncia de la bestialidad irracional de los que la derrocaron.

Montxo: (Dirigiéndose a su hermano) ¿A que no sabes de dónde vienen las patatas?
El hermano: ¡Del huerto! ¿De dónde van a venir?
Montxo: Vienen de América.
La madre: ¡No digas tonterías!
Montxo: ¡Que sí! Que nos lo ha explicado don Gregorio: o sea que antes de que Colón fuera a América en España no había patatas.
La madre: ¿Y qué comía la gente?
Montxo: Castañas... Y tampoco había maíz.
La madre: Se ve que ese maestro es muy bueno.
Montxo: A mí me gusta.
La madre: ¿Habéis rezado?
Montxo: ¿Dónde?
La madre: ¡En la escuela!
Montxo: Eh sí, una cosa de Caín y Abel.
La madre: (dirigiéndose al hermano mayor) Eso para que te cierre las habladurías. Ya me extrañaba a mí que don Gregorio fuera un ateo.
Montxo: ¿Qué es un ateo?
La madre: El que no cree en Dios.
Montxo: ¿Papá es ateo?
La madre: ¿Cómo se te ocurre preguntar semejante cosa?
Montxo: Papá se caga en Dios... (El hermano mayor empieza a reírse por lo bajo pero la mirada de reproche de la madre le hace reprimir su risa)
La madre: Bueno... eso es... eso es un pecado. Pero papá cree que Dios existe como toda persona de bien.
Montxo: ¿Y el demonio?
La madre: ¿Y el demonio qué?
Montxo: Si existe...
La madre: Pues claro que existe. Era un ángel pero se hizo malo, se rebeló contra Dios. Camino del infierno se iba poniendo pálido, por eso lo llaman el ángel de la muerte.
Montxo: ¿Y si era tan malo, por qué no lo mató Dios?
La madre: ¡Dios no mata, Montxo!


-¡Rojos, asesinos, ateos, ateos, Tilonorrinco, espiritrompa!


domingo, 13 de febrero de 2011

Yo me levanto y sigo aquí.

¿Cuántas veces no habremos sentido la necesidad de huir de algún lugar, ya sea de casa, de clase, de la ciudad, del país, de este mundo?
Somos humanos, todo el mundo por muy fuerte que sea, pasa malos días. Algunos los pasan en soledad y austeridad y otros prefieren compartirlo para que todo el conglomerado interior que les ocupa sea compartido y pese un poquito menos. Para el caso, lo mismo. Todos sentimos aunque no lo reconozcamos.
Más días de los que yo desearía, no para mí sino para todos, llueve. Y no tenemos paraguas.


Quizás tenga esa pequeña facilidad de ver todo siempre un poquito más sencillo, de ver que después de una gran tormenta o de una pequeña llovizna siempre viene la calma, siempre. Pero también reconozco que antes no era así, que antes me ahogaba con mi barco de papel en una bañera. Pero poco a poco te haces remos, plastificas la barca y la sacas mar adentro...



Acabó de comer y siguió los pasos de aquella rutina que había aprendido muchos años atrás: recoger la mesa, fregar y barrer la cocina. Sabía de sobra que eran los pequeños gestos los que más apreciba. Cantaba mientras iba por la calle, mientras paseaba al perro o iba a hacer la compra. Le daba igual cuál fuese la melodía de su vida con tal de que no se tratase de la banda sonora de una película de miedo(s). Algo de rumba, hip-hop, rock, pop. Le daba igual. 
Uno de aquellos días alguien le preguntó:


-¿Te sonríe la vida?
-No, soy yo quien le sonríe a ella.



En los pequeños detalles reside la verdadera felicidad.

sábado, 12 de febrero de 2011

Salir corriendo.

Nadie puede guardar todo el agua del mar en un vaso de cristal.
Sabes de sobra que tú sola es muy difícil que lo consigas. Nada de orgullos y vergüenzas.


A beberte el mundo en un par de sorbos.

viernes, 11 de febrero de 2011

Espiritrompa.

Y como sube, todo baja.

-Me gustaba como actuabas aquel verano, creo que ha sido el momento más feliz de tu vida, y sólo porque no tenías esa preocupación, no quiero darle la definición de problema, pero poco le falta. Sinceramente, creo que has aprendido a ocultarlo pero es algo que ha dejado huella en ti, tan marcada, que siempre sale a flote. Debes aprender a superarlo.


-Tienes toda la razón, no voy a negarlo. Pero esto no viene de ahora. Se ha ido afianzando con el tiempo, reforzando a base de "sucesos". No me puedo justificar de otra manera. Lo escondo, pero no sé cómo borrarlo.


-Me gustaría que volvieras a sonreir con aquella intensidad.


-Y lo hago, incluso más que antes. Pero a veces el maldito círculo dichoso vuelve y vuelve y vuelve...




"No neguemos lo evidente"

jueves, 10 de febrero de 2011

Felicidad insaciable y viciosa.

Un día más de un mes más de un año más de esta simple pero interesante vida. Y digo interesante porque no me aburro ni un segundo. La mejor sensación es la de salir a la calle y que todo te parezca superfluo, que un cosquilleo agradable recorra todo tu cuerpo porque tienes una cara de imbécil que no te la quita nadie y todo porque te ries solo mientras vas paso a paso. En tu pequeña burbuja multicolores, y eso nada ni nadie lo arruinará. 
Un año de estancamiento emocional, de responsabilidades y madurez han hecho que el desenfreno caiga ahora sobre mis hombros, que todo sean idas y venidas, un no parar, que llegue el sábado y sienta que no pueda ni con mis pies de la paliza de semana que he pasado. Recuperar el tiempo. Sentirme realizada y, ¿por qué no? feliz y diferente. 


Y pensar que todo comenzó por decir "hola" al autobusero...




"Este loco se va con UNA loca"

miércoles, 9 de febrero de 2011

No es más rico el que más tiene...

 ...sino el que menos necesita.


Salió del trabajo con aires de superioridad. Le gustaba eso de sentirse como un puñetero rey en un mundo en el que las únicas reinas eran la hipocresía, la desigualdad, la ignorancia, la indiferencia, la comodidad, la no concienciación. Ellas y muchas otras eran las reinas, él como mucho sería el rey de su casa ya que tenía 35 años y seguía viviendo con papá y mamá. Eso sí, no le faltaba de nada: reloj de última generación, traje de sastre a medida, chándal  aerodinámico, zapatillas explosivas. Un caprichoso de mierda, vamos.
Aquel día sería diferente, de camino a casa, en su deportivo claro está, se cruzó con una señora con dificultades para andar, necesitaba bastón. El semáforo se puso en rojo. Aprovechó para mirarla con ese punto entre la curiosidad, la gracia malvada, la sinvergonzonería, la chulería. Aquí estoy yo, fastídiate tú. En un abrir y cerrar de ojos la señora cayó al suelo, fue entonces cuando una risa floja asomó entre sus amarillos dientes.
Ningún coche paraba y él dudó en bajarse, total, una vieja más en el suelo no hace daño a nadie. En un repente de grandeza decidió acercarse, más que nada para matar su apestosa curiosidad y lo que encontró jamás pudo haberlo imaginado: la cara más agradable jamás vista, la sonrisa más grande que podía llegar a ver nunca.
Muchísimo esfuerzo y ligeras gotas de sudor hicieron levantarse sola a la anciana. Sin ayuda. Con dulzura le dijo: "cada día me cuesta más dar ese paseo" y le guiñó un ojo.
Con esa cara de estúpido que siempre tenía pero en estos momentos más acusada volvió al coche. Y en su afán de alejarse lejos de allí consiguió atisbar una frase: "un kilómetro más de vida a mi vida".



"Quizás un abrazo, aunque sea en la distancia, es lo más reconfortante que recibes a lo largo del día. Y la verdad, no hay palabras de agradecimiento"

lunes, 7 de febrero de 2011

Abrázame.

      
         Estaban sentados allí arriba, desde donde veían la unión del horizonte con el cielo. El gélido viento les azotaba cada centímetro de su cuerpo, lo ignoraban, sólo lo delataban esos graciosos coloretes en sus mejillas y la naríz roja que mostraban. Habían aprendido a protegerse mutuamente. Allí, aunque hubiese soledad, no se apreciaba, aunque hubiese tristeza, no le dejaban el paso abierto. Si había miedos, caían por el abrupto precipicio situado bajo sus pies. Sólo podían desprender cariño gramo a gramo.
No necesitaban entrelazar las manos para saber que estaban allí. Ni una palabra, pero miles de sentimientos por el aire.

Por muy alta que esté la montaña, siempre estará bajo el cielo.

domingo, 6 de febrero de 2011

Gritando más alto que nunca.

Un libro en la mesilla: "El signo de interrogación" de Tino Barriuso. Mezcla de intriga y amor, basado en la ciudad de Burgos, cayó en mis manos no sé por qué. Lectura esporádica, no está mal, tengo ganas de pillar uno de Tolstoi. No es una obligación, es un placer.


Careta, tras la que escondía infinidad de acontecimientos, de sentimientos, un trocito de él. No soportaba ver cómo la gente se preocupaba, cómo la gente veía esas debilidades que escondía pero que estaban presentes, que sabía, pero que ocultaba. No lo soportaba y no lo permitiría.
Se sentía fuerte, impenetrable, de acero. Pero había momentos en los que el acero se fundía y se volvía débil, de plastilina, vulnerable.


Se sentó en el banco de siempre, enfrente de su casa, era el lugar al que iba cuando no se encontraba bien, cuando esas inseguridades habían arraigado tan dentro de él que necesitaba desahogarse. Pero lo hacía el solo. Había aprendido a hacerlo así, nada de carne y hueso entre medias. 
Y es que aquel día no era su día. Conocía de sobra que solía frustrarse muy fácilmente, era una de aquellas personas ilusas, que se crea mil y una historias de bandidos, de reyes, de caballitos de mar y de veleros a la deriva aun sabiendo que nunca se cumplirían. De hecho, a veces sólo y exclusivamente vivía de ilusiones. Y así le iba. 
Se sentía muchas veces solo, no incomprendido, pero sí alejado. Odiaba la rutina, el compromiso, el narcisismo hasta más no poder, las prepotencias. Incluso a veces se odiaba a sí mismo. Eran los restos de un pasado dejado atrás hacía poco tiempo. 
Aquel banco le transmitía todo lo que necesitaba, una hora allí sentado, viendo a la gente pasar, fumándose aquella caja de cigarrillos que guardaba para la ocasión, escuchando aquella música de los 80. El humo dibujaba extrañas formas en el aire, le gustaba que le vieran como un bohemio.

Al fin y al cabo, la vida no es para entenderla, es para vivirla.

Natural.

Superficialidad en la vida diaria. Maquillaje, polvos mágicos que hacen convertir a seres humanos normales y corrientes en muñequitos de cuentos infantiles. Levantarse, desayunar, vestirse, lavarse, hacer la cama y a por el día. Nada de maquillaje por ningún sitio. No, me niego. Día a día sin ocultar los poros de mi piel tras toneladas de productos que seguramente me hagan estar más guapa, pero que evitarán verme tal y como soy. Natural como la vida misma. Todos sabemos que tras una mala noche o una dura semana tendremos ojeras, pelos más o menos indomables, seguramente expresión de cansancio, todos lo sabemos. ¿Por qué ocultarlo? Para que me digas lo bonita que tengo hoy la cara o qué ojos más graciosos. Prefiero que me digas: qué contenta estás hoy, que alegre te veo, así me gusta, ésa es la filosofía.
Claro que no seré una estrella, ni tengo maquilladores ni peluqueros detrás mío todo el día, pero seré yo, que al fin y al cabo es lo que quiero. Nada de muñequitas de porcelana que si las tocas se rompen en pedacitos, nada de modelitos despampanantes, nada de taconcitos para ir a clase. Lavarme la cara, peinarme un poco y decir en voz alta: hoy me comeré el mundo.


jueves, 3 de febrero de 2011

Ingenuo(A).


Es de noche. Corre una suave brisa fuera de la casa. Viejas telarañas sin habitar cuelgan del las esquinas, paredes de roca caliza, algún día decoradas con pequeños y simples cuadros. Hoy el único mobiliario allí presente es una vieja mesa de madera tallada. En ella se puede apreciar una palabra escrita: envidia.

Dicen que sólo aquellos que no tienen confianza en si mismos pueden sentirla, verla, palparla. El dueño de la pequeña casa era carpintero, contaban que alguna vez tuvo mujer, pero, claro está, eran rumores de pueblo; aún así, si la tuvo, la dejó escapar.

Un día despertó y lo único que encontró fueron recuerdos, de lo que tuvo y no supo apreciar, una cama vacía, un armario vacío, un hueco en aquella losa de piedra situada a la izquierda de su pecho. Más grande de lo que él pensaba. Le corroía la rabia, rabia que sólo tenía que comerse a cucharadas, o cortarla con cuchillo y tenedor de lo sólida que se había vuelto. Ahora ansiaba salir de allí, de aquella mísera casa que sólo le traía viejos recuerdos, el peor de ellos el olor de su perfume. Ella no volvería nunca a él. Había encontrado a alguien mejor.

Es entonces cuando entraban en juego todas sus artimañas de ratero, de despreciable, de miserable. La quería para él solo. Todo y cada uno de los recovecos de su cuerpo debían de volver a pertenecerle. Ingenuo al pensar que lo conseguiría. Ella tenía claro que lo único que él iba a alcanzar era tallar con aquella vieja gubia aquella dichosa palabra en aquella vieja mesa.


No me gustan las barbies con un 6,5 de nota, me gusta la naturalidad, la espontaneidad, la sencillez, la alegría, lo diferente, lo especial, lo que se sale de la rutina. Me gusta saber qué quiero y cómo lo quiero. 
"Un brindis de chocolate caliente unido a un gofre con nata".

martes, 1 de febrero de 2011

Rabia.

Casualidad. Y esto me pasa por vivir en en mundo de Yupi.

Nueva asignatura. Salud y DROGAS. Creo que me va a gustar, tengo muchas cosas que debatir sobre este tema. Hace aproximadamente 50 años, las drogas como la eroina, la morfina y muchos mas derivados opiáceos y demás no tenían intrínseca la palabra ilegal. Hoy sí. Y me parece perfecto.
Drogas duras comunmente llamadas, vías de escape para aquellas personas que lo tienen todo y se quedarán sin nada, para aquellos que tienen y perderán, para aquellas personas que no tienen nada y se quedarán seguramente sin cuerpo.
Arma blanca más afilada que un cuchillo.

Me centro en el alcohol. Como droga. No como aliciente a la hora de pasárselo bien, de desahogarse, de refrescarse en el caluroso verano o templarse en el frío invierno. Como adicción.
Un trago, otro, otro, otro, otro, otro. Círculo vicioso del cual no podrá salir, no podrá salir porque no lo reconoce. Porque las 24 horas del día el etanol recorre sus venas. Porque su destrucción neuronal ha llegado hasta el punto de cegarle por completo. Porque el alcohol ahora es su amo. Él simplemente es el perro que mueve la cola. Es triste pensar lo que fue y en lo que se ha convertido, la irresponsabilidad y la inmadurez se apoderaron de él años atrás. Y ahora no sabe por dónde salir, sí a que aferrarse pero no cómo aferrarse.
Si tu no quieres, yo no puedo hacer nada.
DOS dedos de frente. Y fuerza de voluntad, pero creo que a ti te falta. Soy dura con todo lo que siento, pero más duro estás siendo él contigo mismo y tú lo ignoras y vas, y no le dices nada. Maldito iluso de la vida.





Qué tiene tu veneno, que me quita la vida sólo con un beso.