miércoles, 17 de julio de 2013

¿Buscamos nuevos amaneceres?

Volvemos a las andadas. A la escritura como vía de escape. Sé que seguramente esto lo lean dos personas contadas. Pero queda reflejado, de vez en cuando, vuelvo la vista atrás y reviso las entradas, las leo, las releo y sé exactamente cómo me sentía aquel día o por qué la escribí.


Alice llegó a casa con los gritos ahogados en su garganta. Respiraba entrecortadamente, aquellos hechos le quitaban la respiración. No entendía el por qué de muchas cosas, muchos sentimientos entremezclados los últimos días, actitudes que escapaban a su lógica. Por qué se preguntaba, por qué...
En aquellos momentos la pequeña Alice sentía que debía empezar a pensar un poco más en ella, en lo que necesitaba, en lo que le daban, lo que quería, lo que le hacía feliz. Lo había intentado infinidad de veces, algunas de ellas consiguió dar varios pasos, pero siempre retrocedía al principio. Esta vez no podía volver atrás, debía mantenerse firme, pensar en ella, en que no quería volver a ver resbalar las lágrimas por su rostro...

"Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes". Corrección: "sí sabías lo que tenías, pero nunca pensaste que lo perderías".



lunes, 15 de julio de 2013

¿Y si no está?

Las relaciones personales no son fáciles, hoy lo hablaba con Sonsoles, enfermera del centro sanitario Sandoval, en Madrid. Es un centro especializado en infecciones de transmisión sexual. Allí ves muchas cosas, y de una de ellas ha surgido la frase de: "las relaciones hay que cuidarlas día a día". ¿De qué sirve que un día te den todo y al día siguiente te lo quiten? Día a día, ya he dicho antes que no es FÁCIL, pero si se quiere, se hace.
Una cuerda, dos extremos, Si uno tira más que otro al final uno pierde, uno se cansa, la cuerda se rompe. Cuidado con ello.
Día a día.
Esfuerzo tras esfuerzo.
Tirón tras tirón.


Creo que a mi cuerda le queda un pequeño hilo que la mantiene unida. No se cuánto tiempo aguantará. Quizá un día o día a día, rompa.


Dureza humana.

Hoy es un día de esos en los que llegas a casa y piensas: ¿de qué me quejo? ¿de qué narices me quejo? He elegido una profesión en la que se viven momentos duros, difíciles, dolorosos. Hoy ha sido uno de esos momentos, en los que ves cómo una familia se rompe, un accidente de tráfico, varios miembros de la misma implicados. Acaba tu turno, las diez de la noche, vuelta a casa. Tu vuelves, ¿y ellos? 

Es entonces cuando tu cabeza se pone a mil por hora, rabia, impotencia, frustración, muchos sentimientos juntos. Te das cuenta de que diariamente nos compadecemos de nosotros mismos, nos quejamos constantemente, lloramos por tonterías sin percatarnos de que lo más importante no es valorado. Hay que ser un poquito más humilde, dar más importancia a los pequeños detalles, saber ver a quién tenemos y no el qué tenemos.

Hoy es uno de esos días en los que hay que aprender a ser fuerte, a valorar, a reír más y llorar menos. Dicen que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.