lunes, 30 de septiembre de 2013

D.

Sentada en el desgastado sofá. Cigarro en mano. Llevaba 3 años de intensos viajes, por fin llegó a su hogar y ya no sabía cómo debía sentirse en él. Estaba extraña, no se acordaba de lo que era la palabra "soledad", el comenzar un camino a tientas de lo que encontrará, sin ir de la mano de nadie. Una vez dijo "los caminos recorridos por uno mismo, muchas veces, son los mejores", recordaba aquellas palabras, tocaba la hora de volverlas a poner en práctica. Decorar el viejo salón, la pequeña habitación con muebles blancos ¡siempre le habían gustado los muebles blancos!, ahora las decisiones las tomaba ella. Unas pocas plantas aquí, una alfombra allá, y una lámpara de noche para las lecturas nocturnas en la mesita de la otra esquina.

Pequeños detalles en aquella casa desordenada, todo volvería a su orden poco a poco, reorganización, pintura, cubrir desperfectos. Desperfectos creados tras estos 3 años de abandono. Desperfectos que una capa de pintura no iba a poder disimular. Desperfectos que iban a tardar tiempo en volver a repararse...