jueves, 18 de agosto de 2011

Fachada rota.

Tenía prisa de nuevo. Llegaba tarde y había demasiadas cosas que hacer antes de la cita. Una ducha de agua fría para despejarse las ideas. Por mucho que luchaba contra su sobresaturada cabeza no sabía cómo lo hacía pero ella siempre le ganaba la batalla. Abrió el viejo armario: difícil decisión. No porque ella fuera presumida, elegante o exigente con la ropa sino porque ¿Qué ponerse cuando tu cuerpo no se quiere vestir? ¿Cuándo todo lo que le roza es repudiado? ¿Cuándo la lucha exterior gana a la lucha interna?

Ahora no puede decir que se comerá el mundo, es su mundo el que puede con ella.


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