jueves, 18 de octubre de 2012

AR.

Otro día más en esta monotonía que tengo por rutina. Ahora tengo un objetivo claro, no sé si es lo que quiero (seguramente no) pero lucharé por ello como he hecho con todo lo anterior que poco a poco he ido consiguiendo.

Día de frío, de lluvia, de esos grises en los que no destaca ni una mota de color. Es entonces cuando enciendo el ordenador y me pongo a ver las fotos de la playa, del mar, del sol...añoro aquellos días de risas y más risas, de madrugones pero también de trasnochar bebiendo cervezas. Echo de menos a los chicos, sus  gestos, bromas, la piscina, las siestas en la hamaca...pero sobretodo te echo de menos a ti. Los paseos por la playa contándonos nuestras inseguridades, nuestras ansias por comernos el mundo, nuestros miedos, el futuro incierto que tenemos ante nuestros pies...las noches de charloteo antes de dormir, la música en la ducha, las veces que has entrado y has dado la luz sin la tarjeta, las veces que he caído ante tus bromas, las miradas cómplices y los buenos ratos. Te echo de menos por todo eso y por ser como eres. Por tu fuerza, entereza, madurez y sabiduría. Por la comprensión mutua y los consejos dados. Lo mejor de todo es que no esperamos nada a cambio, sólo el permanecer ahí, el compartir cervezas a la luz de la luna frente al mar o a la luz del Patillas.


Los pequeños detalles marcan la diferencia, gracias.


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