martes, 13 de diciembre de 2011

Superficialidad absoluta.

No recordaba lo que era esto. Llegar a las 8 de la mañana al hospital y que lo primero que escuches sea la palabra exitus. Has subido en el ascensor con el marido de la señora, lo sabes porque lo conociste el día anterior, cuando todavía se aferraba a un ápice de esperanza. Pero llega de casa en un intento de "dormir" algo y lo primero que se encuentra es a su princesa en la cama. Ha consumido su último suspiro.
Le ves en el pasillo con lágrimas en los ojos, su hijo, con veintipocos años, igual que él. Un pedacito de tu alma se desgarra con la de ellos. ¿Por qué ella? ¿Por qué no cualquier otro?

Llegas a casa y te preguntas ¿Cuáles son mis problemas, preocupaciones, etc etc etc después de ver lo que me rodea? A la mierda todo. La vida es dura, en ocasiones  injusta y dolorosa. A la mierda otra vez todo. A la mierda porque nos preocupanos por superficialidades, tonterías varias y gilipolleces, con todas las letras además. No sabemos nada, no tenemos nada, no somos nadie.
Me enfadoo porque estamos rodeados de porquería y no sabemos centrarnos en aquello que verdaderamente sí que es importante. Como esa princesa para ese rey y ese príncipe.

A la mierda todo.

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