miércoles, 17 de julio de 2013

¿Buscamos nuevos amaneceres?

Volvemos a las andadas. A la escritura como vía de escape. Sé que seguramente esto lo lean dos personas contadas. Pero queda reflejado, de vez en cuando, vuelvo la vista atrás y reviso las entradas, las leo, las releo y sé exactamente cómo me sentía aquel día o por qué la escribí.


Alice llegó a casa con los gritos ahogados en su garganta. Respiraba entrecortadamente, aquellos hechos le quitaban la respiración. No entendía el por qué de muchas cosas, muchos sentimientos entremezclados los últimos días, actitudes que escapaban a su lógica. Por qué se preguntaba, por qué...
En aquellos momentos la pequeña Alice sentía que debía empezar a pensar un poco más en ella, en lo que necesitaba, en lo que le daban, lo que quería, lo que le hacía feliz. Lo había intentado infinidad de veces, algunas de ellas consiguió dar varios pasos, pero siempre retrocedía al principio. Esta vez no podía volver atrás, debía mantenerse firme, pensar en ella, en que no quería volver a ver resbalar las lágrimas por su rostro...

"Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes". Corrección: "sí sabías lo que tenías, pero nunca pensaste que lo perderías".



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