lunes, 15 de julio de 2013

Dureza humana.

Hoy es un día de esos en los que llegas a casa y piensas: ¿de qué me quejo? ¿de qué narices me quejo? He elegido una profesión en la que se viven momentos duros, difíciles, dolorosos. Hoy ha sido uno de esos momentos, en los que ves cómo una familia se rompe, un accidente de tráfico, varios miembros de la misma implicados. Acaba tu turno, las diez de la noche, vuelta a casa. Tu vuelves, ¿y ellos? 

Es entonces cuando tu cabeza se pone a mil por hora, rabia, impotencia, frustración, muchos sentimientos juntos. Te das cuenta de que diariamente nos compadecemos de nosotros mismos, nos quejamos constantemente, lloramos por tonterías sin percatarnos de que lo más importante no es valorado. Hay que ser un poquito más humilde, dar más importancia a los pequeños detalles, saber ver a quién tenemos y no el qué tenemos.

Hoy es uno de esos días en los que hay que aprender a ser fuerte, a valorar, a reír más y llorar menos. Dicen que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.




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