jueves, 16 de enero de 2014

Lucía.



Lucía...tu vida se apaga, y, con la tuya, la de tu marido Francisco. Dos abuelines rozando la octava década. ¿Con qué me quedo? Con su vínculo.

Estas dos últimas semanas me han hecho ver la vida de manera diferente, te enfrentas a situaciones que distan mucho de lo que nosotros llamamos "problemas". Te enfrentas al adiós. y uno de los adioses más duros es el de un marido a una mujer o una mujer a un marido. Ahí se ven lágrimas desgarradoras, de desconsuelo, de dolor, de angustia. El amor de unos padres hacia un hijo en indefinible, es cierto, el amor entre dos hermanos también es indudable, pero ¿y el amor que se siente por una persona que conocimos en la calle? ¿qué escogimos nosotros? ¿qué decidimos un día pasar de un mío a un nuestro? ¿cómo se mide eso?

No puedo definir lo que tengo dentro, me refiero a una sensación extraña que me invade, mezcla de opresión, pena, tristeza. En la sociedad de hoy en día se escuchan infinidad de "te quiero", "te amo" "juntos para siempre". Se dicen a diestro y siniestro, pero lo que intento definir va mucho más allá de eso, yo hoy he visto un "te quiero", un "te amo" un "hasta el final". Cómo dejar ir a esa parte tuya, de ti, de ti...

Creo que encontrar a esa parte tuya es muy difícil, al final, las relaciones se construyen día a día, con esfuerzo y dedicación, siempre he dicho que no creo en los cuentos de princesas, ni de príncipes, pero creo en sentimientos, y los más ciertos y fieles se muestran en los peores momentos.

Hoy he visto a un pedacito de Francisco irse con Lucía...y el ver eso me ha demostrado que el vínculo que se puede llegar a crear entre dos personas pude llegar a ser indestructible, inquebrantable, indefinible.

Suerte en tu nueva aventura Lu.

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