lunes, 31 de octubre de 2011

El principio.

Conseguir que la personalidad te atraiga más que el simple físico, salir un domingo por la calle con unos vaqueros y una sudadera, que tu estatura no afecte a tu desarrollo personal, ir a la playa y preferir estar cinco horas en el agua que no doscientas vuelta y vuelta en la toalla. Que tu prioridad no sea ser rubia o llevar un sujetador que te haga tener dos tallas más. No llevar ni una gota de maquillaje y no sentirte insegura por ello. Mujeres en vía de extinción porque la sociedad ha querido marcar unos cánones de belleza incorrectos.
Una mujer hermosa no es la más guapa, ni la más delgada, ni la que tiene el cutis más perfecto o el pelo más llamativo, es aquella que con tan sólo una sonrisa y un buen consejo puede alegrarte el día. Una mujer valiosa no es aquella que tiene más títulos, ni más sobresalientes académicos, es aquella que sacrifica su sueño temporalmente por hacer felices a los demás. Una mujer interesante no es aquella que se siente halagada al ser admirada por su físico, es aquella mujer firme de carácter que puede decir NO. 
Y un hombre,  un hombre exquisito es aquel que valora a una mujer así, que se siente orgulloso de tenerla como compañera, que sabe entenderla y conoce sus miedos. Que lucha a su lado compartiendo todos sus roles.
El regalo no se valora únicamente por su envoltorio, hay que saber mirar más allá.


Siendo sincera, no esperaba escribir nada así, pero empiezo a estar cansada de las valoraciones puramente estéticas, para empezar a valorarse hay que reconocer la materia prima, lo que hay, nada de envoltorios de colorines.


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