sábado, 2 de abril de 2011

Esta vez, no.

Tenía prisa por salir, llegaba tarde a la cita. Miró por la ventana, observó que comenzaba el buen tiempo y las sensaciones que en ella esto producía eran contradictorias. Le gustaba el sol, sentarse en la hierba y ver pasar las horas atada a su música o a un libro, le gustaba la playa, arrugarse en el agua y saltar sobre las olas. Le gustaba gastar más y más tiempo en la calle, fuera de las mundanas paredes que le inundaban durante el invierno. Pero eso no lo era todo, dentro había una parte que odiaba el calor, el buen tiempo. Intentó luchar contra ella con uñas y dientes y, de hecho, hubo un momento en su vida en que lo consiguió, pero su cerebro volvió a ganar de nuevo.

¿Qué es lo que hizo? abrise la cabeza y comérselo a cucharadas. No iba a permitir que él ganase la batalla.

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