domingo, 27 de febrero de 2011

Con vistas al mar.

Paseo por una playa, no de España, de Inglaterra, puestos a irnos lejos prefería un lugar con vistas al mar. Con una acompañante, Mariloru para los amigos, con ese acento andaluz que tanta gracia hace. Dos mp3 en mano, música con el volumen ligeramente alto, el tiempo inglés no nos acompañaba, no había una ligera brisa, sino un fuerte viento. Nada que no impidiera aquel paseo que decidimos dar una tarde de julio. Un banco, enfrente de las olas, donde pensar, relajarse, sentir tranquilidad. No me cansaré de decir que los pequeños detalles son aquellos que marcan la dieferencia. Una experiencia (el vieje al completo) para repetir, unas personas para volver a ver y para no olvidar. Brighton.


Y a ti, tenía ganas de conversar otra vez en ese viejo portal, porque son estas las costumbres que no quieres parar. Porque ya te comenté un día, en cierto momento, que no somos normales, tampoco lo pretendemos, dos dedos de frente y hacia delante.
Con derecho a soñar.

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