lunes, 14 de febrero de 2011

Irene.

Viajaba junto a su pequeña confianza, infatigable compañera de viaje, a veces, como en esta ocasión, guardada en la maleta, pero siempre fiel a ella. Hay veces en las que el camino es arduo y difícil, se nos trunca y nos encontramos al borde de un precipicio. ¿La mejor opción? ninguna. Cada cual diferente, puedes ser de aquellas que se sientan a esperar, de aquellas que saltan al vacío o de las que optan por buscar ramas, cuerdas y construir su pequeño e improvisado puente. Quiero creer que eres de las últimas. De aquellas que no se centran en lo simple y fácil sino de las que van un poquito más allá. Seguramente después del puente haya un río, pues si es necesario se construye una barca, la cuestión no es el tiempo que se tarde, ni el esfuerzo que conlleve sino el avanzar y poco a poco seguir hacia delante.

Pequeña princesa del flequillo de oro.

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