Todos soñamos, pero nadie sabe con exactitud por qué lo hacemos. Todas las civilizaciones, pasadas y presentes, han reconocido y registrado sus sueños para que fueran interpretados. Nuestros sueños actuales son muy parecidos a los de nuestros antepasados: amar, dar a luz, luchar, ser perseguido, caer, sentir... Todas éstas son imágenes profundas comunes a la humanidad.
Cuando somos pequeños (y no tan pequeños) queremos hacer cosas acordes con nuestros sueños. Queremos ser futbolistas, conseguir esa bicicleta, llegar a ser famosa, tener la bolsa de gominolas más grande del mundo, que cierren el colegio, tener un regalo enorme el día de tu cumple, y un largo etcétera lleno de imaginación y alegría, de inocencia.
Algunos los olvidan y deciden no vivirlos, pero otros nos EMPECINAMOS en seguir adelante.
Yo no sufro de locura, la disfruto a cada minuto.
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