sábado, 15 de enero de 2011

Derroche de...¿porquería?

Ojeras. Signo que denota falta de sueño esta última semana. Ignoro sus causas, creo que debo de ahondar dentro de mí para descubrirlas porque sinceramente enero es el mes en el que yo me toco la nariz. No hay exámenes, no hay clases, sólo hay prácticas. Unos pocos trabajos sueltos, unas pocas responsabilidades más y ya está. Ya está. No tengo que preocuparme de si se pagará el gas, o de si el coche se ha quedado sin gasolina.
Pero me preocupo, me preocupo de esas pequeñas cosas que ocurren a mi alrededor, son superfluas, son virutas de madera alrededor de un agran hoguera, pero al fin y al cabo me afectan, en mayor o menor medida pero o hacen. Y no puedo decir que constantemente estén en mi cabeza, pero de vez en cuando y más estos últimos días a altas horas de la noche lo hacen. Run run run run run. Suena el despertador. Día con niebla. A por él como si mis sueños hubieran sido un bocado de dulce chocolate.


No podía despreciarme:
era el último brindis
de un bohemio
por una reina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario