sábado, 22 de enero de 2011

ON. OFF.

Ayer no tenia ánimo en el cuerpo. Llegas a las tres y preguntas ¿Qué tal está? y escuchas aquello que no quieres, que sabes que tarde o temprano llegará pero a lo que nunca te acostumbras, tus oídos no se hacen a esa palabra, la repudian, no es la primera vez que la escuchas, pero huyes de ella: exitus. FIN.



Y a pesar de ello sales a la calle con este aire gélido del gran ventilador de Burgos, con una sonrisa en la cara porque así es mejor, porque igual que se van, otros vienen. Y otros más te mandan galletas o bombones de agradecimiento.

Lo que peor llevo es llegar a casa, enfrentarme a un televisor de fondo y percibir, y digo percibir y no escuchar porque mi cerebro no procesa esa porquería de información, como ciertos individuos (si alcanzan este rango en la sociedad) se dedican a decir sandeces, a calentar las orejas de aquellos que se dignan (uff) a escucharles. En vez de salsa rosa, algún programa de estos se debería de llamar mayonesa cortada. Y en vez de telediario podríamos denominarlo sesión diaria de morbo. Además tengo que decir que en mi colegio también ocurría eso de besarse con los profesores. ¿Manipulación? Qué va, la televisión siempre dice verdades como puños. Menos mal que el único que ve la televisión en mi casa es el perro.
Y como ladra el maldito.

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