lunes, 10 de enero de 2011

Ilusa gracias a ellos.


Llueve, y la verdad, me da exactamente igual. La sensación de volver con la música a todo volumen de aquel espacio en el que sólo obtienes sonrisas, emoción, camisetas a todo sudar, ilusión, pero desgaste, derroche de litros de paciencia. Y es que, nada me hace más humana. Nada me baja tanto de esta nube de mierda en la que vivimos, este espejismo de sociedad. Este día a día sin mucho sentido. Sólo ellos lo consiguen, y lo agradezco, lo agradezco hasta el máximo exponente.
Se estima que más de 500 millones de personas en el mundo tienen algún impedimento físico, mental o sensorial y alrededor del 80 % de estas personas viven en los países en desarrollo, países que prefieren su ignorancia, su marginación. Llegamos a límites insospechados.
Generalmente a las personas con discapacidad se les niega la posibilidad de educación o de desarrollo profesional, se les excluye de la vida cultural y las relaciones sociales normales, se les ingresa innecesariamente en instituciones y tienen acceso restringido a edificios públicos y transporte debido a sus limitaciones físicas. Por suerte, no todas las personas somos así, hay gente que lucha con ellos. Hagamos que la palabra discriminación desaparezca del diccionario.
No quiero decir que he cambiado por ellos, no es así, soy la misma, pero veo las cosas de diferente manera, distinta perspectiva del mundo, de la realidad.
Cada uno de ellos tiene algo diferente, algo especial, algo que desencadena en mí la liberación de endorfinas, las cuales recorren mi torrente sanguíneo a gran velocidad.
Hazlo, no por ti. Por ellos.


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Y es que, las grandes esencias se guardan en frascos pequeños.


Quiero ver el sol de la mañana deslumbrándose en tu piel desnuda...

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