Le daba exactamente igual el ayer. Si algo tenía claro es que somos humanos, y que todos erramos. Es una virtud, y un defecto. Si no caemos, no sabemos levantarnos.
-¿Me das la mano?
-Claro.
-¿Te puedo dar un beso?
-No sé si lo merezco.
-Me da igual, te lo voy a dar. Uno y los que hagan falta.
Le robará sonrisas allí donde vaya, porque eso es lo que mejor se les daba. Jugar como imbéciles en un portal, beber chupitos de Baylis, o poner caras, ya que la suya, como venía impuesta de fábrica, no les hacía gracia. Les gustaba reírse de ellos mismos, en alguna época fueron tímidos, habían aprendido a superarlo.
Alguna vez jugaron y perdieron, pero por alguna extraña razón o por una pequeña "chispa" esta vez debían de ganar, porque jugaron con fuego, y se quemaron. Y es que ya se sabe que quien no arriesga, no gana...
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